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EL ROL DEL GESTOR CULTURAL EN LA COMUNIDAD ARTÍSTICA. UNA VALIDACIÓN SOCIAL POR CONSTRUIR. REFLEXIONES INICIALES Dra. Ahtziri E Molina Roldán Programa de Investigación en Artes. Universidad Veracruzana ahtziri@gmail.com Ponencia presentada en el III Congreso Nacional de Ciencias Sociales Abstract Uno de los mitos y/o sueños más recurrentes entre los artistas es que basta tener una buena idea y una buena técnica para que el trabajo artístico se distinga y el artista logré vivir de su obra. Sin embargo, esto no sucedía ni en tiempos de mecenas, pues la parte de dar a conocer socialmente la obra y reconocer los espacios sociales de validación al interior de las comunidades artísticas y/o a gran público es un paso que muy pocos sabe dar de modo adecuado para progresar en este ámbito. De acuerdo con las recomendaciones de políticas culturales de la UNESCO, a partir de 2002 el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes promueve la incorporación y profesionalización de la figura del gestor cultural. Este nuevo elemento de la comunidad artística busca servir como interlocutor entre los creadores, las instituciones, las comunidades artísticas y los públicos, generando propuestas y formas de promover la actividad artística acorde a las necesidades sociales de la comunidad y de modo autogestivo con poca o nula participación del Estado. Este nuevo agente social –con sólo diez años en el panorama nacional- aún está en la negociación de un reconocimiento social al interior de la comunidad artística. Pues, las labores que ahora desarrolla el gestor de modo profesional, tradicionalmente han sido llevadas a la práctica por distintos agentes sociales de modo empírico y como parte del trabajo de producción artística. La razón de existir y sus funciones, aún no han sido comprendidas del todo entre la comunidad artística. Esta ponencia explora las formas actuales en las cuales se ha incorporado esta figura a la comunidad artística y la respuesta que ha tenido. Mediante la revisión de la noción de la propia figura, las políticas públicas que la han impulsado, las instancias que la han promovido, los espacios donde se ha propuesto insertarla, así como los cuestionamientos y problemáticas que los gestores culturales tienen cuando tratan de realizar su trabajo de modo cotidiano. Para esta reflexión se utilizan los casos de gestores culturales formados en Veracruz por los diplomados de CONACULTA-IVEC-UV en 2003 y 2006. EL ROL DEL GESTOR CULTURAL EN LA COMUNIDAD ARTÍSTICA. UNA VALIDACIÓN SOCIAL POR CONSTRUIR. REFLEXIONES INICIALES El gestor cultural, en su forma actual, es heredero de dos formas de generar animación sociocultural y vinculación con las comunidades. Para comenzar, en nuestro continente durante décadas la promoción cultural fue considerada una labor del Estado, como un generador de identidad nacional y una fuente generadora de distinción. Sin embargo, alrededor de la época de los años ochenta se comienza a visualizar al promotor ahora identificado como gestor, como un agente capaz de establecer contacto con las comunidades, capaz de generar recursos para la creación, planeación, materialización de diversos productos culturales. Si bien, esta nueva tendencia tiene como finalidad alcanzar la democratización cultural y así contribuir al desarrollo de los pueblos; estas es potenciado por la agenda de la UNESCO que encuentra en la cultura un agente vital para el desarrollo de los pueblos. Lo anterior se sustenta en considerar a la cultura como un vehículo para construir la cohesión social, la sustentabilidad, un medio ambiente sustentable, motor de creatividad, innovación y como agente para el desarrollo económico y social (UNESCO 2010). Esta tendencia tiene como base el trabajo auto-gestivo. Cuando el desarrollo se medía en términos de avances materiales, la cultura se consideraba como una limitante para el desarrollo de los pueblos, pues en gran medida se planteaba que: Hay un sentido en el que el progreso económico acelerado es imposible sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico. (Bert: 1951) Desde entonces y hasta ahora las nociones de desarrollo se han modificado de acuerdo a los tiempos, las necesidades y preocupaciones humanas, así como los propios desarrollos tecnológicos, el recambio e intensificación de los flujos de población, el reacomodo de los modos de producción y las pulsiones políticas de los pueblos; por mencionar algunos de los cambios recientes más evidentes. Para la década de los setenta la noción de desarrollo económico per se es cuestionada, pues el desarrollo industrial trajo consigo un alto desequilibrio en los sistemas ecológicos, por lo tanto se propuso agregar la noción de sustentable. Esto implicaba, generar un desarrollo que permitiera mirar a futuro y no explotar los recursos naturales de forma indiscriminada, generando con esto un peligro biológico para el planeta. Para la siguiente década esta idea de desarrollo sustentable cambia su centro de atención y situó al ser humano y a las comunidades al centro del desarrollo. Este giro se aceleró con la publicación del Reporte de Desarrollo Humano del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) en 1991 cuando se concibió al desarrollo como la expansión de la capacidad humana. Como el crecimiento de las capacidades de la gente para llevar el tipo de vidas que desean, lo cual incluye el acceso a la participación y los recursos culturales. (Throsby, 2:2008) En las convenciones posteriores de 1998 y 2000 la UNESCO reforzó y amplió la vinculación entre desarrollo y cultura. En ambos Informes Mundiales de Cultura se enfatizo la necesidad de crear políticas públicas que tuvieran como ejes ambos elementos. De hecho, la Conferencia Internacional de Políticas Culturales para el Desarrollo realizada en Estocolmo en 1998, representantes de 150 países suscribieron el acuerdo de hacer de la política cultural un elemento central de las estrategias del desarrollo. Se propuso que los gobiernos deben de reconocer en la a la cultura de tal modo que las políticas culturales “se conviertan en uno de los elementos centrales del desarrollo endógeno y sustentable”. En el afán de llevar al centro de las políticas desarrollistas a la cultura, se le concibe como un ente capaz de mejorar la vida de los pueblos mediante: la transmisión de formas de vida tradicionales, formas distintivas de cultura, ética global, prácticas sociales, conocimientos locales, diseminación del conocimiento, creación y preservación del patrimonio humano. Además se le considera un vehículo para el desarrollo económico, principalmente a través de las industrias culturales, micro-empresas culturales asociadas a la producción local de artesanías, explotación de bienes naturales de modo sustentable, el turismo cultural y la infraestructura cultural Más aún se considera un vehículo para la procurar la cohesión y estabilidad sociales. Además de un elemento importante para el desarrollo de la sustentabilidad ecológica, además de un vehículo para generar resilencia en las comunidades (UNESCO 2010). Según señala Throsby (2008) La implementación de esta política en los diversos países ha sido muy lenta en la realidad, a pesar de que las ideas de sostenibilidad económica y ambiental ha sido incorporados transversalmente a las políticas públicas de distintos países, la cultura aún no es incorporada con alcances similares. Desde su reinvención por Truman, la noción de desarrollo ha generado amplias críticas y se han cuestionado sus intenciones, objetivos y modos de acercarse a sus metas. Su llegada al ámbito cultural tampoco está libre de controversias pues su uso modifica ampliamente el sentido que se le da al quehacer cultural. La Gestión Cultural en la relación Cultura y Desarrollo Las conferencias de la UNESCO de Venecia (1970) y México (1982) afirmaron el valor de la cultura como componente estratégico para el logro de un desarrollo integral en el que las diferencias culturales dejan de ser consideradas como obstáculos para ser apreciadas como oportunidades. Durante el Decenio Mundial para la Cultura y el Desarrollo 1988 – 1997,el informe Nuestra Diversidad Creativa se cambia la visión y ahora se considera que: “La cultura no es, pues, un instrumento del progreso material: es el fin y el objetivo del desarrollo, entendido en el sentido de realización de la existencia humana en todas sus formas y en toda su plenitud”. (Unesco, 1996). El desarrollo ahora se considera viable De esta manera, el desarrollo deja de ser un fin en sí mismo y la cultura, en lugar de ser un medio para alcanzarlo, se reafirma como su finalidad última. Consecuentemente en 1998, en la Conferencia Intergubernamental sobre políticas culturales para el desarrollo, se considera la figura del gestor cultural y su profesionalización como herramientas básicas para la Promoción Cultural y con esta, para el desarrollo de los pueblos: para ese momento, los sectores culturales del continente ya tenían un camino andado y no fue difícil sembrar la semilla de la profesionalización. Aunque el entusiasmo fue grande, los caminos de cada nación habían sido particulares y distintos era de esperarse que la comprensión del modelo no fuera homogénea, ni capaz de ser aplicada del mismo modo en todos los sitios. Asimismo la agenda internacional de formar gestores culturales, como la corporalización de las políticas culturales tendientes al desarrollo fueron acogidas de buen grado pero interpretadas de distintos modos por los sectores de la administración cultural institucional, privada, de la sociedad civil y del sector formativo en cada país. Es en este último donde Mariscal (2010) identifica que la idea de Gestión Cultural tiene varios modos de comprenderse y destaca los siguientes modelos: a) La cultura como un elemento de refinamiento social, de acceso restringido, b) Como un repertorio de manifestaciones socialmente construido y de valor patrimonial; c) Como mercancías cuyos contenidos simbólicos y/o materiales hacen referencia a manifestaciones de grupos o movimientos sociales concretos; d) Como una dimensión estratégica para el desarrollo de las naciones, e) Como sistema simbólico de prácticas y sentidos construidos social e históricamente. Lo anterior, demuestra la diversidad de interpretaciones que se le han dado a en este sector y pone en práctica la noción de multiculturalidad, también muestra lo distante que están las nociones que se tienen de Gestión Cultural y con ellas, las tareas, formas de realizarse y especialmente sus propósitos. Si bien la gestión cultural como la conceptualizamos hoy día fue diseñada como herramienta para alcanzar el desarrollo, mucho de las grandes políticas culturales, convenciones, etc tiene poca o nula aplicación con los gestores, pues observando los tipos de proyectos y motivos para hacer los mismos comienzan el trabajo desde otras bases. A continuación analizaremos como esta relación ha sido interpretado en nuestro país. Así, como cuales son los alcances reales que esta noción ha alcanzado. Introducción de la Gestión Cultural en México Históricamente, la promoción cultural ha jugado un papel muy importante en la construcción de la idea de nación. Desde la creación de las misiones culturales de Vasconcelos se erige la figura del misionero cultural en 1921, este agente tenía como cometido derrotar a la ignorancia mediante el conocimiento de la comunidad, de la lengua y la enseñanza básica. Desde entonces y hasta la creación de la Subsecretaría de Cultura en 1985, la formación educativa básica acompañada de las expresiones culturales del país de modo intrínseco. Esta década es crucial para la comprensión de la política cultural actual, pues con creación de esta subsecretaría se articulan los Institutos de Antropología e Historia, Bellas Artes, Cinematografía, que habían sido creados en décadas anteriores y también se comprende que México no es un país monolítico culturalmente hablando, sino muy diverso. La multiculturalidad se evidencia en los profundos reacomodos sociales suscitados en este periodo: crisis económica, migración del campo a la ciudad, el insuficiente equipamiento urbano en los polos de atracción, comienzo de la difusión masiva de tecnologías al alcance de muchos individuos, entre las principales. El valor asignado a la cultura también se ha visto reflejado a nivel internacional, pues México ha sido ajonjolí de todos los moles en cuanto a las convenciones internacionales de cultura se refiere. Es decir, no sólo las ha suscrito, sino ha sido entusiasta promotor de su realización. Fue miembro fundador de la UNESCO en 1946. En el espacio de las relaciones internacionales México ha sido promotor de los derechos culturales y de la diversidad cultural. Ha sido solicito miembro en la ratificación de los distintos convenios internacionales y regionales tocantes a cultura. Sin embargo, este proceder se ha modificado ampliamente con los gobiernos federales del siglo XXI, pues los gobiernos panistas no le asignan el mismo valor en la cultura. Además señala Rodriguez Barba: ”A finales de la década de los ochenta, y por iniciativa de la UNESCO, la dimensión cultural del desarrollo fue asimilada a la política gubernamental mexicana. Esta nueva situación se fortaleció cuando en 1982, México fue sede de la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales de la UNESCO (MONDIACULT), evento en el cual se destacó la necesidad de que los países actualizaran sus legislaciones en la materia, y se recomendó la descentralización de las estructuras de promoción cultural y la inclusión de los diversos actores sociales en el diseño de las políticas culturales. Esta inserción de México en la lógica internacional promovida por la UNESCO incidió en la forma de definición de las políticas culturales del país, cuya reorientación comenzó con la creación en 1988, del Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes. (p.3) Dentro de los postulados que motivaron este viraje se encuentra la noción de desarrollo como un elemento central para el fortalecimiento de las expresiones culturales e identitarias que permitan una mejor calidad de vida en las naciones, de modo sustentable. Uno de los medios propuestos para alcanzar dicho propósito es el impulso de la gestión cultural como herramienta para fortalecer este modelo. Este trabajo se concentra en identificar tres ámbitos donde se alcanza a visualizar la gestión cultural como herramienta para el desarrollo de las actividades del sector cultural: el área formativa, las instituciones culturales públicas, entendida como los interlocutores estatales de os gestores culturales y el espacio laboral de los gestores, desde las propias instancias públicas, pero sobre todo desde la gestión ajena al Estado. Programas estatales para la formación de personal cultural A pesar de la gran infraestructura cultural y los grandes programas culturales existentes, el primer programa de capacitación para personal cultural a nivel federal: Plan de Actividades Culturales de Apoyo a la Educación Primaria (PACAEP). se realizó en 1985. Desde el seno de la Secretaría de Educación Pública. A través de la Subsecretaría de Cultura y la Dirección General de Promotores Culturales, “se realizó un esfuerzo de capacitación para el personal de la misma secretaría con la finalidad de ampliar su horizonte de acción en la labor de difusión de la cultura en los espacios escolares. Eventualmente se identificó y capacitó a otro personal dedicado a las labores culturales fuera del magisterio, esto amplió el radio de acción del programa a otras esferas dentro del terreno cultural” (Brambila 2010: 1-2). Este programa pretendía apoyar y dar formación al trabajador de la cultura, para que le permitiera hacer efectivas y orientar sus funciones en apoyo al desarrollo cultural de las comunidades, así como legitimar la importancia de su labor, tanto a nivel personal como institucional. (Brambila y Márquez, 2002, p: 7). Es importante señalar que al interior de este programa se formaron algunos gestores que más tarde impulsarían la conformación de los primeros programas académicos de gestión cultural, en su mayoría diplomados en algunas universidades, tal es el caso de la Universidad de Colima, la Universidad Nicolaita en Michoacán, y la Universidad Autónoma de Morelos. (Brambila 2010: 3) La estrategia de capacitación integraba una metodología de trabajo que articulaba actividades y acciones que se realizaban en este campo tradicionalmente, abría nuevas alternativas de trabajo, tratándolas desde una perspectiva integral de la promoción cultural en congruencia con las necesidades del contexto. El promotor recibía una preparación para la operación de programas particulares sin que estos se contextualizaran. (Brambila 2010:4) En esta época al promotor cultural se le capacitaba para la instrumentación de programas que respondieran a las características y necesidades socioculturales de la población, relacionando éstas con las áreas de competencia de la promotoría cultural que para tal efecto se habían establecido: a) Investigación cultural comunitaria. b) Rescate y preservación del patrimonio cultural. c) Creación y producción cultural. d) Difusión cultural. (Brambila 2010:4) En este contexto, el promotor cultural era considerado como la persona que se integraba a una comunidad o que pertenecía a ella, y apoyaba el proceso de organización, que la orientaba a la toma de conciencia de los problemas que enfrentaba, estimulaba la valorización de la cultura propia en relación con otras culturas, y propiciaba la participación de la comunidad en el acceso a los bienes y servicios culturales en la creación y producción cultural. Como podemos ver, este era un modelo pensado desde el aparato estatal para la capacitación de su personal, con la finalidad de eficientar los recursos disponibles. Lo anterior, aún en una lógica de que era el Estado el encargado de proveer, administrar y promover los bienes culturales de la nación. Sin embargo, encontraba en el quehacer comunitario las bases más importantes para su labor. Si bien hubo un grupo de capacitación a gente de la sociedad civil, aun no se contemplaba a este grupo como un sector de carácter autogestivo, independiente que trabajara de forma autónoma al Estado. En esta etapa, la cultura se veía tanto como un bien simbólico, como un bien comunitario, la dimensión de bien de mercado aún no emergía en el horizonte. Sin embargo habrían de jugar un papel muy importante en las siguientes administraciones como a continuación se muestra. La llegada del modelo económico neoliberal desde principios de los ochentas y su consolidación durante la subsecuente década modificaron ampliamente el modelo estatal y la comprensión de los ámbitos donde le tocaría estar implicado. Con la llegada del primer gobierno panista al poder federal Vicente Fox Quesada (2000-2006) se crea la Dirección General de Vinculación Cultural en el CONACULTA. Este espacio desde entonces alberga a la Dirección Cultural de Capacitación Cultural a partir de 2002. Según información de la página web de la Dirección General de capacitación Cultural busca: Crear y consolidar el Sistema Nacional de Capacitación y Profesionalización para Promotores y Gestores Culturales, a través de estrategias y excelencia académica, para que la cultura sea fundamental en el desarrollo integral de México, y reivindique la importancia del fomento al talento artístico, la revaloración del patrimonio cultural y el desarrollo socio-económico de las entidades. Y tiene como objetivos: Capacitar, actualizar y profesionalizar a los promotores y gestores culturales, para elevar el nivel y la calidad de los servicios culturales que prestan las instituciones públicas y privadas, comunidades y grupos independientes. Estimular procesos educativos y organizativos para el aprendizaje de marcos conceptuales, herramientas metodológicas y operativas, y dominio de la planeación y la gestión de proyectos culturales. Con la finalidad de formar promotores culturales, se diseñan e instrumentan diplomados en promoción, gestión, desarrollo cultural y temas afines de nivel I (200 horas) y de nivel II (300 horas), así como cursos, talleres, seminarios y conferencias. Se involucra, de manera sistemática en todos los procesos de capacitación, al personal de las instituciones culturales de estados y municipios, maestros y directores de casas de cultura, así como universidades y organismos independientes. Todas las acciones de capacitación y actualización son acreditadas y certificadas oficialmente por la Secretaría de Educación Pública. Para la actualización y especialización de gestores y funcionarios culturales, se ofrecen sistemas semiabiertos, seminarios y asesorías para proyectos culturales. Se estimula y apoya a las universidades interesadas en abrir especialidades, licenciaturas y postgrados en promoción, gestión, desarrollo cultural y temas afines o similares, mediante la vinculación de su planta docente y su catálogo de cursos. Un sistema de "redes" que enlace a los diferentes actores del sector cultural para propiciar un intercambio permanente de capacitación, promoción, difusión y desarrollo de proyectos culturales. En este sentido, la plataforma nacional de EDUSAT es utilizada para llevar adelante acciones de sensibilización y capacitación a distancia. Ha generado la colección editorial "INTERSECCIONES" la cual cuenta con once títulos y estuvo activa durante el primer sexenio de trabajo. Esta colección tiene como objetivos difundir las ideas contemporáneas, conceptos, metodologías y experiencias que se desarrollan actualmente en el campo de la promoción y la gestión cultural. Se desarrollan acciones de cobertura nacional para la formación y actualización de promotores culturales de instituciones estatales, municipales y comunitarias, así como de organizaciones no gubernamentales, a través de mecanismos flexibles y adecuados a los intereses y necesidades locales. Cabe mencionar que la actividad de esta dirección en cuanto a capacitación en gestión cultural se redujo ampliamente durante el presente sexenio, sin embargo los estados, las instituciones de educación superior y la iniciativa privada han tomado la batuta y generado distintos programas de capacitación y modelos de gestión. Si bien a la gestión cultural se considera como uno de los elementos más que participan del sector cultural. Si bien ha desarrollado cursos de capacitación en gestión cultural, así como cursos a nivel superior para profesionalizar el sector en la gran mayoría de los cursos; el elemento del desarrollo ha sido relegado ante aspectos operativos, logísticos y técnicos que han sido mirados con mayor interés por los grupos que han recibido la capacitación. Pues elementos como comunidad, generación de sentido que en PACAEP resultaron fundamentales a la hora de instrumentar los diplomados a niveles estatales, no se han logrado integrar los conceptos teóricos con los contextos locales en la generación final de proyectos culturales de carácter autogestivo. En gran medida, los programas actuales han reducido sus alcances al adquirir un sentido práctico e inmediatista en su abordaje los cuales generalmente están orientados a la consecución de recursos, las herramientas de mercadotecnia y los modos de difusión de los productos. La Gestión Cultural en Veracruz La labor del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) El primer diplomado en Gestión Cultural promovido por el CONACULTA llegó al Estado de Veracruz en 2004. Este programa de capacitación federal contó con los respaldos estatales del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) y el área de Educación Continua de la Universidad Veracruzana (UV). En su primera etapa este Diplomado incluyo a alrededor de ochenta personas. Si bien estuvo abierto al público en general en su gran mayoría fueron los promotores culturales de las instancias gubernamentales: UV, IVEC, SEV, quienes recibieron lo recibieron. En su gran mayoría estos trabajadores estatales del sector cultural llevaban años de trabajo en el área y su formación como promotores culturales había sido de carácter autodidáctico. Algunos habían practicado el arte que promovían, (bailarines, teatreros, músicos) otros más eran administradores, pedagogos, contadores quienes llevaban para entonces incluso 20 o 25 años de servicio especialmente en el caso del personal de la Universidad Veracruzana. A lo largo de todos estos años, en gran medida habían contado de los recursos estatales para el desarrollo de su trabajo. Hemos de recordar que Veracruz fue un fuerte constructor de una escena artístico-cultural universitaria en la mitad de la década de los ochenta cuando alrededor de 300 personas vinculadas a las compañías de danza, teatro, grupos musicales de múltiples estilos pasaron a formar parte de la nómina universitaria. Entre 2005 y 2006 se impartió el segundo nivel del diplomado en gestión cultural. En esta segunda vuelta sólo asistieron 25 personas, muchas de ellas, de nuevo ingreso, lo cual significó que en su gran mayoría se capacitó a nuevo personal, y no necesariamente se ahondó en el conocimiento previo. En gran medida, los planteamientos de este diplomado: generación de mercado, creación de redes con bases tecnológicas, participación en convocatorias, formación de públicos, etc fueron innovadores para los asistentes, pero poco relevantes en su momento, pues las herramientas ofrecidas eran ajenas a las formas institucionales bajo las cuales se regían y aún rigen. Sin embargo, con la importante disminución de apoyos económicos a los espacios de difusión cultural e instituto de cultura En el caso de Veracruz, la capacitación recibida por los entonces promotores culturales 2004 y 2005-2006 tuvieron como base de su formación un modulo informativo sobre las políticas culturales, la gestión y el desarrollo. Los temas abordados incluyeron panorámicas a nivel internacional, identificación de las tareas de las diversas instituciones culturales a nivel nacional, así como un acercamiento a las políticas culturales regionales, estatales y municipales. En lo general, se habló de la Agenda 21 para el desarrollo, pero no se aterrizo en posibles formas de incorporar el trabajo a este. Este curso, en gran medida, al ser el primer modulo, resultó de carácter informativo y el tema no fue tocado en el resto de los módulos. La gran mayoría de los capacitados en este diplomado siguen activos y trabajan en distintos sectores y trayectorias. Por lo tanto, se puede decir, que si bien se brindó la información a los capacitados, no se buscó que tales elementos se incorporaran en su trabajo posterior. Lo que tuvo más peso fueron las nociones prácticas y técnicas que se desarrollaron en los módulos subsecuentes. Las cuales encontraron más fáciles de utilizar en su trabajo cotidiano y de este modo los grandes preceptos de comprender a la cultura como un bien comunitario, creador de sentido e identidad, aglutinador social, se fueron diluyendo en el trabajo cotidiano y en gran medida se han simplificado los preceptos hasta convertirlos en un asunto de manual operativo. Es decir, se ha vaciado de sentido. Como veremos más adelante, esta es una constante en el trabajo del gestor aún ahora y uno de los elementos que ha remodelado en la práctica el perfil del gestor cultural. Por parte del IVEC los esfuerzos de capacitar o dar seguimiento al trabajo de los gestores ha sido escasos. Desde esa fecha y hasta la segunda mitad de 2011 no se generaron esquemas de capacitación para gestores culturales ni por iniciativa propia, ni como resultado de la vinculación con el CONACULTA. En el otoño de 2011 el IVEC con recursos federales promovió cursos de 40 horas con instructores locales se impartieron cursos con asuntos para gestión cultural “Guardianes del Patrimonio” en distintas partes del estado. Cabe decir que, esta es la principal instancia que dialoga constantemente con promotores y gestores culturales independientes y también un centro donde muchos de ellos laboran. En gran medida tienen que relacionarse con este sector a partir de las convocatorias, peticiones comunitarias, grupales, disciplinares que este instituto promueve y atiende, así como las que bajan de las instancias federales en este ramo. Uno de los principales espacios de vinculación con las distintas comunidades del Estado han sido las 87 casas de cultura existentes en el estado. En sus 25 años de existencia este instituto ha tenido que desarrollar un intenso diálogo con este sector, al cual conocen de años y pueden marcar como ha variado el perfil de los mismos a lo largo de la existencia del IVEC. Es importante reconocer que uno de los grupos de promotores culturales con los cuales sostienen relaciones más intensas son con los promotores de Son Jarocho y con los de Son Huasteco. Ambos grupos han desarrollado modos de gestión específicos a sus quehaceres culturales y con ello, las formas en las que establece vínculos con las instancias estatales. La capacidad de atención, vinculación y generación de proyectos del IVEC ha sido bastante irregular a lo largo de las distintas administraciones. Lo anterior está en clara relación con la importancia simbólica dada a este sector desde el gobierno estatal. Desde su formación en 1987 hasta 2006 el IVEC estuvo bajo la tutela de la Secretaría de Educación y Cultura. En estos momentos se consideraba que el vínculo entre educación y cultura era básico y correspondiente a las políticas estatales de esos momentos. Sin embargo, bajo la gubernatura de de Fidel Herrera este instituto pasó a formar parte de la Secretaría de Turismo del Estado. Este movimiento respondía a la intención de impulsar el turismo cultural como eje del desarrollo de Veracruz. Durante la presente administración (Duarte Ochoa 2010-2016), el área de animación cultural pasó a la Secretaría de Turismo directamente. Desde esta Secretaría se están generando festivales y atrayendo artistas de renombre a festividades de reconocido perfil para las fiestas populares de La Candelaria en Tlacotalpan, el Carnaval de Veracruz, y la Cumbre Tajín con la finalidad de convertir estos eventos en polos de atracción de visitantes que generen derrama económica a las comunidades. En gran medida, esto se hace como una política cultural ligada al desarrollo y se instrumenta a través de los trabajadores de las instituciones, así como de agencias contratadas para atraerlos, como en su momento lo hizo Banco de Ideas y en la actualidad lo realiza: Orquídea Negra Management Cultural. La Gestión Cultural en los quehaceres de la Universidad Veracruzana Por su parte la Universidad Veracruzana ha capacitado jóvenes en su departamento de Universidad Intercultural a través de la carrera de Gestión Intercultural para el Desarrollo. Esta carrera tiene cinco perfiles diferenciados: comunicación, sustentabilidad, lenguas, derechos y salud. Los objetivos de esta licenciatura son: “Favorecer la convivencia democrática de la sociedad veracruzana e impulsar la formación de profesionales responsables, sensibles y creativos, a través de la generación colectiva e intercultural de conocimientos orientados al análisis práctico de las condiciones locales, al fortalecimiento de las lenguas nacionales, al reconocimiento, desarrollo y proyección de saberes ancestrales en torno a la salud, al ejercicio de los derechos, a la construcción de relaciones solidarias, a la relación sociedad-naturaleza y al fortalecimiento organizativo de iniciativas locales y regionales, dinamizando paralelamente redes de solidaridad con una amplia gama de actores en los ámbitos regional, nacional y mundial.” (UVI, 2011. 1) Como es posible observar, en este programa la cultura tiene un sentido antropológico que recubre diversas prácticas sociales y no el quehacer cultural en sí. Sin embargo, es preciso señalar que existen dos perfiles que brindan elementos para el trabajo en gestión cultural: el de comunicación y el de lenguas. Especialmente el de Comunicación, el cual en su programa de estudios tiene como nódulos fundamentales: la Teoría de la Comunicación, Desarrollo Cultural, la Gestión Cultural y Difusión de Patrimonio Cultural. (UVI, 2011. 2) La orientación de comunicación tiene como objetivos: Formar a profesionales en el ámbito de la promoción cultural, sustentándose en un empleo diversificado de los medios de comunicación y una lectura crítica de su papel en la construcción de identidades en el marco de la globalización. A partir de un enfoque multidisciplinario basado en la gestión y la animación, se atiende la demanda de visibilización de las culturas locales. La formación centra su trabajo y ética en metodologías participativas que garanticen una dinamización contextuada del patrimonio tangible e intangible. Se revisan las características y ventajas en el uso de medios como la prensa, la radio, la televisión, el video, el cine y los medios virtuales, para impulsar, difundir y promover proyectos e iniciativas de las comunidades relacionadas con las tradiciones, el arte, la artesanía, las expresiones populares y la cultura en general. (UVI 2007:10) Y puntualiza a pie de página: La promoción cultural y la comunicación son ámbitos estrechamente vinculados, teórica e institucionalmente, con la gestión y la animación cultural y artística. En el currículo de esta orientación dichos ámbitos se abordan en ocasiones de manera específica y en otros de manera transversal. La orientación asume una concepción amplia y abierta del arte y de la cultura, que se deslinda de las concepciones clasistas y etnocéntricas, y que abarca, además de las expresiones formales, la gran diversidad de productos culturales y expresiones artísticas que surgen de las manos de los artesanos, de los músicos y danzantes de las comunidades rurales, y que se manifiestan en las calles de las ciudades, en las fiestas comunitarias y en múltiples espacios de la vida social en las regiones interculturales. (UVI: 2007: 10) El perfil que delinea este documento es confuso y pone a los medios de comunicación en el centro de este perfil. A partir de lo que se expresa en este documento se puede concluir que el énfasis no está puesto en el sentido de las acciones, de las acciones culturales comunitarias per se, sino en la difusión de las mismas. Además de que busca formar promotores culturales –los cuales tradicionalmente están ligados al trabajo estatal- y no gestores (aunque la carrera lleva ese título) los cuales generen la difusión de las expresiones aunque se alude poco a diagnosticar, planear, acompañar procesos culturales o de animación socio-cultural al interior de las comunidades. En cuanto a la orientación de Lenguas se refiere, esta busca propiciar la animación, gestión y mediación de procesos comunicativos interlingüísticos enmarcados en un enfoque intercultural, aplicando bases teórico-metodológicas integradoras de diversas perspectivas de investigación, con el fin de dar respuesta a las demandas y necesidades sociales de las regiones interculturales, al mismo tiempo que promueve el desarrollo, el uso, el fortalecimiento y la vitalidad de las lenguas nacionales y por ende de las culturas, con pleno respeto, tolerancia, responsabilidad, compromiso y solidaridad. (UVI: 2007:10) Sin embargo a ocho años de creación de esta licenciatura, muchos de los egresados y los estudiantes no se emplean como gestores culturales, pues no tienen claridad sobre lo que implica, ni los espacios donde pueden desarrollarse. Cabe mencionar, que este es el único esfuerzo profesionalizante que existe en el estado. Como campo en formación, la gestión cultural aún no aclara de promover sus tareas, dar a conocer sus funciones, ni ha consolidado un nicho de trabajo en la comunidad cultural. Existe un programa más, relacionado con la formación de gestores culturales: La facultad de Antropología desarrollo en 2006 el perfil de Antropología Histórica. Esta opción está altamente vinculada con el uso y trato del patrimonio material e inmaterial. A pesar de que en su curricula existen varias materias sobre intervención comunitaria, prácticas de campo, investigación participactivano existen materias sobre gestión cultural como tal. (UV: 2012) Sin embargo, la licenciatura ha encontrado pares en el trabajo de la carrera de Arte y Patrimonio de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y ha identificado como espacio laboral para sus egresados la gestión cultural del patrimonio. Es interesante resaltar, que a pesar de la larga tradición formativa en Artes y Humanidades y de promoción artística que tiene la Universidad Veracruzana no exista un programa educativo específico de formación de gestores culturales y/o artísticos. Más aún, en la actualidad, los puestos de promoción cultural de la propia universidad están demandando profesionales en el área; los cuales repetidamente se están profesionalizando en instancias de educación superior de otras partes del país (U de G, Universidad de Coahuila, principalmente) e incluso en posgrados del extranjero. Sin embargo, estatalmente la Universidad Veracruzana sigue siendo una fuente de empleo importante para los gestores culturales autodidactas, inquietos y/o con formaciones parecidas o específicas en el área. Lo anterior, a pesar de que en las dos pasadas décadas han dejado de tener el impulso creativo y dinámico que representó a nivel nacional entre los setentas y ochentas. La incipiente participación de otros actores sociales. A comienzos de este siglo, varias instancias de carácter no gubernamental empezaron a tener presencia en el sector cultural con un perfil de gestión cultural. A continuación, se enumeran tres ejemplos que pretenden ilustrar lo variado que ha sido la respuesta en este sector a la noción de gestión cultural. A partir de septiembre de 2006 el Centro de Formación Cultural: Realia abrió sus puertas en Xalapa. Este es un centro de carácter privado Esta institución tiene como objetivos aportar capacitación continua a los agente del sector cultural para profesionalizar sus esfuerzos en gestión, promoción y desarrollo de la cultural con mayores habilidades e instrumentos de trabajo. También busca satisfacer las necesidades y demandas del público en general respecto a formación general del arte, la historia, las culturas del mundo y su desarrollo humano. Además, una de las funciones básicas es el diseño, asesoría, seguimiento y evaluación de proyectos de gestión cultural en los municipios y apoyar a los grupos y creadores artísticos profesionales en la gestión de sus productos y/o proyectos mediante el ofrecimiento de cursos, diplomados, talleres, seminarios y conferencias impartidos por renombrados expertos veracruzano y nacionales de talla internacional. Por su parte instancias privadas han promovido la formación de gestores, así como han creado agencias de gestión cultural: como Realia. Centro de Gestión y Estudios Culturales organización que desde 2006 cursos de capacitación en gestión cultural sin reconocimiento oficial. Este Centro ha sido pionero en el área y en ocasiones ha trabajado vinculado con instancias estatales o por la libre. Sin embargo, ha cubierto un vacío en la demanda que el estado no ha sabido o podido atender. También existe Orquídea Negra, Management cultural (sic). La cual su propia página web: es una agencia de Management cultural y artístico, dedicada a: 1. La promoción de artistas escénicos y plásticos 2. La concepción y realización de proyectos y eventos culturales. 3. La gestión de contrataciones de los artistas colaboradores, así como la venta de su obra. Como se puede observar Orquídea Negra representa una agencia promotora de artistas y tiene cometidos más bien comerciales, pues se vale de herramientas de difusión como (radio, organización de festivales, participación en eventos institucionales) para la promoción de sus representados. Otro ejemplo de las instancias que están surgiendo con este perfil es Idea Morada en el puerto de Veracruz. Esta asociación civil genera proyectos de desarrollo comunitario, pero está introduciendo herramientas de animación socio-cultural para mejorar los alcances de sus programas comunitarios, los cuales están ligados a mejorar la calidad de vida comunitaria, así como a promover la preservación y restauración del equilibrio ecológico. (Idea Morada 2012) A través de estos tres ejemplos es posible observar como diversos agentes sociales comienzan incipientemente a apropiarse de la noción, sin embargo esta no siempre alcanza a incluir las prácticas inclusivas que conlleven desarrollo para las comunidades atendidas y se ha atendido más frecuentemente la noción de mercado, que las de bien comunitario. Reflexiones finales Las labores de gestión cultural que los diversos sectores realizan aún no se alcanzan a comprender como una herramienta para una herramienta para fortalecer la propuesta cultural existente, la cohesión social, la promoción de vínculos comunitarios, como la labor de expertos capaces de mejorar las condiciones de vida de una comunidad. A diez años de que se introdujo la noción de gestión cultural en el Estado, está aún no genera un referente generalizado del trabajo que representa, las labores que implica y los alcances que se pueden dar. El rol del gestor cultural lejos de entenderse como necesario en la ecuación de la cultura como bien simbólico, bien social y bien de mercado y que los emprendimientos siempre estén referenciados en esta triada se han simplificado ampliamente, sacando en gran medida de las acciones cotidianas el valor social e incluso el simbólico de la ecuación. Esto considero que en gran medida es el resultado del rápido desmantelamiento del sector cultural estatal que durante años rigió la vida cultural estatal. La larga tradición de promoción cultural que existe en Veracruz ha tenido consecuencias funestas para la profesionalización de los promotores y gestores culturales del estado. lejos de mejorar las condiciones de trabajo. Este sector ha encontrado que no requiere de actualización o en algún grado lo ofrecido a nivel nacional no responde a la realidad local donde a pesar del poco peso que tiene hoy el sector cultural como generador de sentido de un programa de gobierno, el sector cultural sigue respondiendo a las viejas premisas de ser un adorno del estado, un proveedor de distinción y oropel para el sector político. Debido al lugar suntuario que este ostenta, muy poca atención se ha prestado a la profesionalización del sector y en que este sea riguroso y reflexivo con las tareas que emprende. De ahí que las funciones de los promotores y gestores culturales en Veracruz aún se mantengan reelegadas a las de carácter funcional, a la administración de las mismas y no a cumplir objetivos más complejos de las cuales podrían estar revestidas las acciones del sector. Los grupos que han recibido capacitación en gestión cultural han hecho poca labor por generar grupos representativos de presión que mejoren sus condiciones de trabajo, en parte porque ellos no se asumen como gestores de tiempo completo, pues muchos tienen formación artística o porque no consideran que las labores que realizan alcancen dimensiones de reconocimiento social equivalentes a las de otras profesiones. Existe aún un largo camino por recorrer si se desea alcanzar una profesionalización de la gestión cultural en Veracruz. Sin embargo, esto parece remoto pues el peso específico que hoy detenta el sector, como las tareas de generar sentido sobre la vida comunitaria no son prioritarias ni para el gobierno estatal, ni para la Universidad Veracruzana, los dos principales agentes culturales del estado. Especialmente con la poca organización existente de los gestores culturales del estado, quienes se encuentran sumidos en trabajos de carácter urgente que difícilmente dan espacio a las reflexiones importantes que pudieran reverstir de un carácter más integral las tareas de los gestores culturales. Bibliografía Aguilar, Cándido Eugenio. “REALIA mantiene su oferta académica. Se permite tomar cursos aislados de los dos diplomados que se ofrecen en la actualidad”. MILENIO online. 16/11/2008. Xalapa. Consultado el 22 de Enero de 2012. http://impreso.milenio.com/node/7003276 Brambila, Blanca. “Programas de Capacitación Cultural en México. 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